Anemògraf

Es importante saber que un anemógrafo es un anemómetro conectado a un registrador, para obtener el gráfico de la evolución de la velocidad del viento. Los autores han creado una pluma estilográfica efímera para el viento; un móvil que se mueve gracias a la corriente de aire provocado por el movimiento de los visitantes y por el clima.

Dicho móvil está articulado mediante unas piezas de madera de las cuales aparecen suspendidas varios conos llenos de tinta. Estos se mueven sin restricciones y escriben gota a gota, bajo la mirada del intrigado espectador, aquello que el anemógrafo captura del entorno.

Según los creadores de la obra, un móvil representa el fin de un ciclo y el inicio de una nueva era. Un elemento que materializa el movimiento, la transformación permanente, la inestabilidad, el desafío de las leyes de la gravedad y el equilibrio. El anemògrafo permite que el viento se exprese sobre un lienzo; que el tiempo y el movimiento se materialicen de modo aleatorio y poético en una nueva página. El resultado, es una sorpresa.

Léa Girault, Benjamin Joudrier, Chloé Morin y Etienne Gobin

LOS AUTORES

Se trata de una intervención ideada por Léa Girault, Benjamin Joudrier, Chloé Morin y Etienne Gobin, y llevada a cabo en el claustro de la Immaculada de Jesús por Léa y Benjamin.

Benjamin Joudrier de París y Léa Girault de Bordeaux, estudiaron en la École Nationale Supérieure d’Architecture de Paris-Val de Seine. Han trabajado en distintos tipos de proyectos y a diferente escala, en estudios de renombre como Jacques Ferrier Architectures, Ateliers Jean Nouvel y Ciguë.

Juntos crean intervenciones en eventos como el Festival des Architectures Vives de Montpellier, con el objetivo de aportar siempre una propuesta concreta, sensible y que sorprenda. Formar equipo les permite atravesar los límites de su manera habitual de pensar y combinar sus cualidades.

Nos han explicado que el hecho de estar en A Cel Obert les supone una oportunidad de llevar a la práctica una arquitectura que pone al usuario o visitante en el centro, aportándole emociones; una arquitectura que hace plantearse ciertas cuestiones como, por ejemplo, «¿Me tengo que sentar y contemplar?», «¿Puedo tocarlo?», «Si lo toco, ¿qué pasará?», «Pero, ¿cómo funciona?», o que simplemente invita a dejarse sorprender.

Durante los años de universidad, Léa y Benjamin aprendieron y aceptaron la idea de que «lo contemporáneo revaloriza el patrimonio». Siguiendo este mismo concepto, consideran que Tortosa es una ciudad con historia que se convierte en escenario de modernidad y experimentación durante este festival.